martes, 21 de agosto de 2007

Día 11 - Diario de nuestro primer viaje a Europa - Lore y Javis

9 de agosto 2007
Italia
Padova - Venecia - Padova
¡Venezia! ¡Venezia! cha cha cha, lo tengo preparado, ya tengo las maletas, vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas, pasaremos de la mafia, nos bañaremos en la playa...

Despertamos esta mañana, o apenas y despertamos, y había un gran y fuerte sol. Bajamos al desayuno justo a tiempo, y cabe mencionar que lo que tiene de hermoso este hotel lo tiene de chafa en la comida, volvimos a las puras cosas dulces como en Londres, y además escasas: ni siquiera había variedad. Pero cuenta nuestro guía que es muy raro el hotel que es bueno en Italia, dice que en Italia se encuentra la hotelería más cara pero la peor. No nos quejamos de nuestro cuarto, pero el desayuno no estuvo muy agradable.
Después de eso salimos hacia Venecia por fin, llegamos en menos de una hora. Es uno de los lugares que más ganas teníamos de conocer, aunque todo lo demás ha sido bello también. Hubo que transportarnos en el autobús hacia la orilla de la laguna de la ciudad, pues Venecia, la parte interesante, está en una isla, donde sorprendentemente el agua salada del mar pierde su salinidad y es dulce, por lo que lo que la rodea es una laguna y no el mar. Tomamos un barquito que nos llevó hasta el mero centro de la ciudad, en la famosa plaza de San Marcos. Vimos la iglesia donde Vivaldi era sacerdote (así es, lo fue!) y de ahí nos dirigimos directamente al paseo más esperado del viaje: las góndolas! Subimos todos los del grupo en varias góndolas, y también subieron un par de músicos que iban cantando canciones amenizando el trayecto (un poco como las trajineras y los mariachis de Xochimilco, pero con estilacho italiano). La góndola te lleva por, llamémoslas calles, de agua, o más bien canales, con una profundidad de 2.5m aproximadamente. Lo malo es que hieden por lo estancado del agua dentro de la ciudad. Todos los canales se unen con el llamado Gran Canal de 5m de profundidad. Los músicos cantaron Volare, Ozole mío y otras que no conocemos. El trayecto fue muy placentero y romántico. Además el sol estuvo horrible en la ciudad, y el paseo en góndola nos permitió disfrutar de un poco de sombra.
Por cierto, en relación a la canción con que comenzamos este texto, hemos descubierto el enigma de porque los Hombres G querían utilizar un jersey a rayas: resulta que los uniformes de los gondoleros, como lo verán en las fotos, son precisamente camisetas o playeras (llamados en Europa jerseys) blancas con rayas negras horizontales, similares a las de Pepe el Toro pero sin lo pegaditas. En los puestos de playeras y recuerdos de la ciudad, siempre se ven a la venta ese tipo de playeras a rayas, en todas las tallas, y mucha gente las usa, como si en México se compraran un sombrero de charro o algo así.
Después tuvimos la mañana libre y la aprovechamos para perdernos caminando por las calles de la ciudad, que son en aspecto y tamaño similares a los callejones de Guanajuato, estrechos y de casas altas, incluso estirando los brazos en algunas calles se podían tocar ambas paredes! Pasamos por varios puentes y canales, llegamos a algunas plazas e iglesias (de las cuales solo a una nos pudimos meter porque ahí no cobraban la entrada) y estuvimos un buen rato perdidos en Venecia.
Hasta que por fin llegó la hora acordada para comer, pues la comida iba a estar incluida en este día por parte de la agencia de viajes. Nos quedamos de ver en la plaza de San Marcos y nos llevaron a un restaurante por ahí cerca donde los italianos como siempre sacaron el cobre tan famoso que ya nos venían advirtiendo desde antes de salir de México: el mesero casi te arrebata los platos aunque aún no hayas terminado de comer (el de Lore tenía más de la mitad y ya se lo quería llevar), y no lo hacía por accidente, se veía el gesto grosero. Comimos pasta otra vez, y pescado con papas fritas, que parece que en Europa no pueden faltar :P
Fuera de ese evento, todo es muy bonito por acá. Un poco más tarde quedamos de nuevo de vernos pues el guía consiguió que nos dieran una muestra de cómo se fabrica el cristal de Murano, famoso por los coloritos que muestra en pulseras y adornitos usados en todo el mundo. La exposición fue muy interesante: el maestro artesano hizo en lo que fueron unos cinco minutos un florero, soplando el vidrio y dándole formas caprichosas, y conforme el vidrio se enfriaba iba tomando los colores famosos del Murano. Estos colores se producen fundiendo algunos minerales al mismo tiempo que se trabaja el vidrio, y dependiendo del mineral será el color que el vidrio tomaá. Después nos explicaron en otra área del lugar en qué consiste el adornado de los productos de Murano, por cierto en México el Murano sólo se ve en joyería, pero en realidad se usa para todo lo que se pueda pensar: floreros, adornos, licoreras, vasos, hasta arte contemporáneo! había un gato impresionante de nada más y nada menos 1300 euros. Nos explicaron como adornan los productos, con qué tipo de técnicas y luego cómo lo endurecen: el Murano es muy duro, incluso el tipo que nos expuso golpeó fuertemente un vaso contra la mesa, y el vaso ni en cuenta. También hacen figuras tipo diamante, y de tan duro que es el Murano, como muestra el señor rayó un espejo con uno de estos.
Después nos paseamos por su tienda pero del casi paro cardíaco que nos da, mejor nos salimos a seguir paseando. Sin embargo ya estábamos muuy cansados, desvelados, asoleados, sólo nos faltaba lo hambrientos, que afortunadamente no pasó.
Nos formamos en la larga fila para entrar a ver la catedral de San Marcos, pero avanzó rápido.
Aquí en Italia, a propósito, no dejan entrar a la gente a las iglesias, ni siquiera como turistas, ni hombres ni mujeres, si van con shorts o mostrando al menos los hombros o espalda (y obviamente las mujeres sin blusas demasiado escotadas), y para dejarles entrar les dan una tela para que se cubrieran.
La catedral es inmensa y muy pero muy bonita, casi toda cubierta de oro por dentro, y ni que decir de la arquitectura y de la fachada, con frescos a color muy bonitos.
Estuvimos ahí un rato y luego salimos a la plaza, donde por cierto hay un reloj que antes era el faro de la ciudad, y cuando marca las horas se oyen una serie de campanazos que parecen una melodía, que dura por lo menos dos minutos y se va atenuando al finalizar. Pero además, en la cima de un edificio de la plaza distinto al reloj hay una campana con un par de muñecos con mazos, y en una que otra parte de la melodía estos también se unen a los campanazos. Se oye muy bonito.
Otra cosa: la plaza de San Marcos está llenísima de palomas, la gente acostumbrar aventarles de comer, y hasta pone comida en sus manos o cabezas y las palomas se suben para comer, mientras estas personas son fotografiadas.
En fin, como dijimos estábamos muy cansados y podemos darnos el lujo de decir que, aunque sea en una banca de la ciudad, dormitamos un poco :P
Después llegó la hora de irnos, y con sueño y cansancio regresamos a Padua.
La verdad queríamos ir al centro a conocer la catedral de San Antonio de Padua, que resulta que no se llamaba Antonio! se llamaba Fernando, y resulta que no era de Padua, sino de Portugal, pero bueno, el caso es que por culpa del guía que nos dio excesivo tiempo en Venecia, regresamos ya muy tarde acá y sólo nos dio chance de visitar la iglesia Antoniana de la Paz, muy bonita también, pero se hacía noche y regresamos al hotel.
Mañana salimos a Florencia, eso es todo por hoy.

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Eru kaluva tielyanna (Dios iluminará tu camino)
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"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos." (San Agustín) Solamente asegúrate que en realidad sea AMOR...

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