lunes, 25 de julio de 2005
Memorias de la Casa de la Juventud. Recuerdos, parte I
Que tal...
Para los que ya conocen de la Casa, no es tan necesario este párrafo introductorio, pero para los demás, quiero explicar un poco de que se trata eso que he vivido yo en ese maravilloso lugar, un aparentemente simple cerro en Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México. La Casa de la Juventud es un movimiento cristiano-católico-franciscano (tantas etiquetas (y a veces me temo que precisamente ESAS etiquetas) pueden resultar desalentadoras, pero para dejarlo en breves y formales palabras eso es) que existe desde hace casi 24 años. Por el han pasado innumerable cantidad de gentes, participantes, monitores, pilotos, frailes... Yo formo parte del equipo de trabajo de la Casa de la Juventud desde hace ya 3 satisfactorios años. He sido monitor todo ese tiempo, y en los últimos meses también piloto y coordinador de los encuentros. La verdad es que para ser justos, la Casa de la Juventud es más que esas palabras en que brevemente lo resumí. Para muchos ha sido unas cosas y para otros otras, pero creo que la palabra Camino y la palabra Guía podrían ser más certeras. Ahí, muchos hemos encontrado eso que durante el tiempo antes de llegar estábamos buscando: Palabra, Amor, Amistad, Aliento...
Antes de continuar, debo decir que este no es, ni pretende ser, mi testimonio de vida, a ese le reservo un lugar especial en el libro de visitas de la página de la Casa, que dejaré en un momento que considero será especial, y que espero será mi único y primer mensaje personal en ese libro, hasta ahora mis participaciones han sido impersonales y en nombre de todo el equipo de trabajo, para tratar cosas como anuncios y avisos. Esto es sólo una recopilación de hechos, sucesos y recuerdos míos, de lo que he estado viviendo en estos encuentros. La primera y segunda parte las pienso destinar solamente a una vaga serie de recuerdos de mis encuentros en la Casa, en los tres años que he formado parte del equipo de trabajo. Antes, fui participante, y antes solo un sujeto X de este mundo, o así me consideraba yo antes de llegar a TOR. Pero no entro en detalles personales de mi vida, como dije este no será mi testimonio de vida, solo una serie de recuerdos de la Casa, de lo que fue para mi en sus primeras dos partes, y de lo que siga siendo encuentro con encuentro, mientras Dios me siga dando chance de formar parte de ese maravilloso lugar y de ese movimiento que cambió mi vida.
Reflexionando en como he pasado yo por el equipo de trabajo, creo que podría decir que he tenido tres etapas, y ¿quien sabe? a lo mejor los demás han pasado por algo similar. Estas son: Ganas, Compromiso y una mezcla de ambas...
Las Ganas las tuve desde que era participante, cuando ciertos monitores despertaron en mi la curiosidad y luego esas mismas ganas de formar parte del movimiento. En parte sí, está ese mensaje de Compromiso que siento desde mis adentros como la Voz que le quema a Jeremías desde sus adentros, pero creo que las Ganas, la primera etapa, es lo que me movió más a mi a entrar al equipo de trabajo. Y así, con esas Ganas, entré un julio del 2002. Muchos pasan por el equipo de trabajo, con lo que se llaman ganas de formar parte de él, y luego ves a muchos marcharse al primer inconveniente: una vez que ya es costumbre, ya no importa, y si faltas o no, simplemente te alejas y un día, se acabó. Sinceramente, y no pretendiendo ser juez ni verdugo de nadie, sólo diría que me gustaría saber si de verdad ha habido Ganas, o si solo eran meras... ganas, de destacar, de pertenecer, de curiosidad, pero Ganas, lo que son Ganas, creo que son las que te impulsan, por lo menos, a formar parte del equipo de trabajo un ciclo entero, un año por así decirlo. Y es que si al entrar al equipo no te cuestionabas si de verdad en unos 8 meses ibas a seguir así queriendo formar parte de todo (TODO, los momentos de relajo, los de regaños, los de presiones, los de destacar, los de pasar desapercibido y tenerle gusto a eso, TODOS, no sólo los placenteros), entonces las ganas no eran Ganas, sólo una muy pequeña parte de lo mismo...
Pero sucede algo extraño en ese año de Ganas. Te das cuenta que no basta con ello, y yo me di cuenta también que ese mensaje que me empezaba a quemar ya desde ser participante, era en realidad lo que en verdad importaba, y lo que creo que me impulsó a seguir un segundo año más, fue eso: Compromiso. No compromiso de ese que dices 'estoy comprometido y tengo que ir', pero lo dices de mala gana, y con un dejo de 'ya que'. No, lo dices como un Compromiso, un algo que sientes que es lo correcto, un algo que sientes, sabes, que es en donde perteneces, y simplemente sigues, con las Ganas renovadas ahora por el Compromiso. Durante el primer año de Ganas, estas pudieron irse apagando cuando, como en cualquier lugar, te vas dando cuenta del 'otro lado', pero no hablo del saber qué hay tras bambalinas en los encuentros (que eso también es algo nuevo que uno nota su primer año), sino del 'lado oscuro': las incomodidades, las personas que te caen mal dentro del mismo equipo, las cosas que no soportas... Sin embargo el primer año, por las Ganas le seguías. Ahora, al llegar el comienzo del segundo año, tal vez las Ganas no son o no parecen las mismas. Lo que si es cierto es que si en verdad te metiste a los encuentros como parte del equipo de trabajo con esas Ganas verdaderas, descubres algo más: Compromiso. Unas Ganas nuevas de ahora seguir formando parte de algo más grande que sólo la Casa de la Juventud: el Reino de Dios, el proyecto por el que Jesús murió, y el que tres días después Dios mismo confirmó resucitándolo. A eso me refiero con Compromiso. A mi me pasó que el primer año lo fui captando así. Y al comenzar el segundo año, lo que me hizo continuar fue eso: las Ganas renovadas por el Compromiso que aprendí, y tomé como propio durante la primera etapa.
Pero no te voy a engañar, la verdad es que en todo hay cosas malas y cosas buenas, y de todas ellas siempre se puede aprender. El segundo año, el año Comprometido, también es donde las pruebas más duras pueden llegar, pero donde aprendí más. Y comenzando el tercer año, el problema se incrementaba, en el equipo pasábamos por una etapa de crisis, o al menos así yo lo sentí, y el clima era siempre tenso cada vez que nos reuníamos, ya fuera para preparar encuentros, o dentro de los mismos encuentros. Eso podría vencer a cualquiera, y la verdad es que comenzando el tercer año, ya me cuestionaba yo mismo si duraría o si terminando el tercer año me saldría. Y así llegamos al día de hoy, en que estoy por comenzar el cuarto año. ¿Que me ha llevado a tomar la decisión de seguir otro año más? Muchas cosas: la rennovación producto del capítulo en la T.O.R., la gente nueva que llegará, la ilusión que la Casa continuará al menos, y si Dios nos lo permite, otros cuatro años más, pero también lo que encontré durante el tercer año: que las Ganas y el Compromiso van de la mano, que si sabes que debes, pero además quieres, puedes continuar. Y así llegamos al día de hoy...
Estos tres años han sido unos llenos de cosas para mí: experiencias, aprendizaje, metidotas de pata, risas, amistades, Lorena (a quien conocí en este período de mi vida)... Pero sobre todo, creo yo, lo que podría decirse ha sido el resultado de mi busqueda de un Camino, que he encontrado, pero llegando a darme cuenta que encontrar el Camino es sólo el principio, caminarlo es más un reto que un éxito, y si algo aprendí estos tres años en el equipo de trabajo, es a saber confiar: en el equipo, en tus compañeros monitores, en los pilotos no importa lo que digan de ellos, en Celso, en Dulce, en Reyna, en los que al siguiente mes les toca preparar el siguiente encuentro,... en Dios, la verdad es que estoy totalmente seguro que, sin Él, no habríamos conseguido lo que estos tres años logramos, al menos lo que yo logré.
Los tres años hicimos muchas cosas: esas noches mexicanas, como la primera que tuve, mi primer juvenil como monitor, en el cual, junto con Alida y fray Edgar pudimos ganar el concurso de la reina de la noche mexicana. Esas preparaciones de encuentro para luego ilusionarte dando el tema con algo que tú mismo preparaste, como el encuentro de biblia de febrero del 2003 que preparé con Alida y el Sireno. Mi primera Navidad con fray Miguel Campos y mi primera Pascua junto con el Lobo. Los primeros audiovisuales con el cañon y la compu. La pagina de internet de la que me venia haciendo cargo desde unos pocos meses antes de entrar al equipo de trabajo y que junto con Kalimba hemos estado armando poco a poco. Esa Pascua en 2003 cuando llevamos el viernes santo la cruz hasta la loma de enfrente, el cielo como se veía esa ocasión... El preparar una celebración con el Sireno y luego vivirla. Los encuentros al lado del Grinch y de Beto. Los muy alegres momentos en el piloto, con las cosas que dice el Pablo y las del Ali y el Mau. Mis encuentros infantiles al lado del equipo que podríamos decir es el que más retos te propone, el más difícil, pero también el más satisfactorio: los adolescentes (12-14 años), aunque ¿para que mentir? los otros equipos también tienen sus propios retos, sus propios sinsabores y sus propias satisfacciones, cosas que aprendí en el único encuentro que he tenido con los medianos (9-11 años) y con el catecismo del ciclo 2004-2005. La maravilla de trabajar en el Piloto, y como a pesar de que dicen lo que dicen (y a veces decimos) de ellos, (que si son huevones, que si son incapaces, que si son inmaduros, que si son...) te das cuenta no sólo de la calidad de personas que son, sino también de que todo aquel que quiera seguir su camino al lado de Jesús, lo logra, no importa tus limitaciones, lo que sí importa son tus potenciales. Pero sobre todo los participantes: te encuentras con gente que te apoya en los temas, te encuentras con viejos amigos de la escuela, con gente que no le entra el mensaje, pero sabes que en el fondo si uno habla de verdadero Amor te entienden, con gente de todos tipos, y la verdad, todos, todos los participantes que he tenido el honor de monitorear en equipo me han dejado huella: porque he aprendido, porque me he superado, porque he dado de mi, he servido, pero sobre todo porque al verlos me veo a mi mismo, como era yo antes de entrarle al equipo: con ganas de encontrar, y muchas veces ya habiendo encontrado.
Los encuentros creo, han estado llenos de todo, y desde mi punto de vista, espero yo, al menos un alma además de la mía, Dios ha logrado por medio de mí hacer quedar convencida de algo que me convence a mí: Jesús es el Camino, es la Verdad y es la Vida...
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Eru kaluva tielyanna (Dios iluminará tu camino)
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http://www.torcasajuv.com
"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos." (San Agustín) Claro está, solamente asegúrate que en realidad sea AMOR...
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