jueves, 22 de octubre de 2020

Fratelli Tutti - Hermanos Todos



El 3 de octubre, un dia antes de la fiesta de San Francisco, el papa publico su tercer encíclica, a la que llamó "Fratelli Tutti" ("Hermanos Todos").

La encíclica habla sobre un tema tan antiguo y a la vez hoy día de apariencia tan ingenua para el mundo moderno: la fraternidad de todas las personas del mundo. Un tema que me llega y mucho...

Ya la leí, y me gustó bastante. En lugar de darles un resumen de los temas que contiene, cosa que cualquiera puede encontrar en un montón de sitios de internet de distintas calidades, haré lo siguiente...

Estuve subrayándola, así que les transcribo aquí todo lo que subrayé, que no es mucho, aunque parezca. La encíclica está larguita... Eso si, deberían darse la oportunidad de leerla también. A pesar de la extensión, a un ritmo decente pueden hacer como yo, e ir cubriéndola a lo largo de unos pocos días.

[A lo que subrayé le pondré aquí y allá algún comentario mío también.]

Les comparto pues esto, con mucho cariño porque el tema me llega, porque Francisco me cae bien, y porque si a algo me mueve es  compartir esto que de alguna manera refleja aquello que yo quisiera lograr también para mi mismo, y que me interpela y me hace darme cuenta que, en cuestión de seguir a Jesús, vaya que me falta... Ojala que, como sea que la lean (completa, resumida o por frases como estas), les interpele también hacia ese hermoso ideal del Mundo Mejor. Y ojalá que nuestras diferencias, ideológicas, religiosas o de cualquier otro estilo, no nos eviten ser también entre nosotros, hermanos :)

Sin más preámbulo, van las frases subrayadas...



...feliz a quien ame al otro tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él.... Fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite.

Francisco [el santo de Asís, lo aclaro para que no se confunda con el papa] acogió la verdadera paz en su interior, se liberó de todo deseo de dominio sobre los demás, se hizo uno de los últimos y buscó vivir en armonía con todos.

Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.


Cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún.  Es el camino. [Tal cual como la frase que se usa en The Mandalorian xD] El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos.

Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que ella les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que ella les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen —o de-construyen— todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido... Son las nuevas formas de colonizacion cultural.

La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos... En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación. [En lugar de que el pendejo del presidente de Mexico use frases del papa para manipular, debería leer este párrafo por lo menos...]

En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino?  Un proyecto con grandes objetivos para el desarrollo de toda la humanidad hoy suena a delirio. [Lo que dije, hoy, ese ideal de 'todos hermanos' le suena a muchos a sueño guajiro :-( ]

Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo «no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” —como los no nacidos [Si, hay que decirlo, y decirlo FUERTE: el apoyo al aborto MUCHAS (no diré aquí todas) veces está respaldado por una cultura del descarte: es mejor salvar sólo la dignidad de UNA persona, y descartar a esa que aún no 'sirve para nada']-, o si “ya no sirven” —como los ancianos—. Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro.

...la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. «Doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos». [Y sin duda, el problema de la desigualdad de géneros es también GRAVÍSIMO...]


Reaparece la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros, muros en el corazón, muros en la tierra para evitar este encuentro con otras culturas, con otras personas. Y cualquiera que levante un muro, quien construya un muro, terminará siendo un esclavo dentro de los muros que ha construido, sin horizontes. Porque le falta esta alteridad. [Tal cual como en la peli de The Wall...]

Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”. Ojalá no se trate de otro episodio severo de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender. [Otro sueño 'guajiro'... ojalá me equivoque yo...]

Tanto desde algunos regímenes políticos populistas como desde planteamientos económicos liberales, se sostiene que hay que evitar a toda costa la llegada de personas migrantes. No se advierte que, detrás de estas afirmaciones abstractas difíciles de sostener, hay muchas vidas que se desgarran. Muchos escapan de la guerra, de persecuciones, de catástrofes naturales. [Pero, como siempre, eso vale madres porque solo importa el YO]. También «hay que reafirmar el derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra.

Los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Por lo tanto, deben ser protagonistas de su propio rescate.

Conviene reconocer que los fanatismos que llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin excluir a los cristianos, que pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto. [Todo fanatismo, del color, religion o confesion que sea, es MALO].

La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad. Pero hoy todo se puede producir, disimular, alterar. Esto hace que el encuentro directo con los límites de la realidad se vuelva intolerable. Como consecuencia, se opera un mecanismo de “selección” y se crea el hábito de separar inmediatamente lo que me gusta de lo que no me gusta, lo atractivo de lo feo. Con la misma lógica se eligen las personas con las que uno decide compartir el mundo. Así las personas o situaciones que herían nuestra sensibilidad o nos provocaban desagrado hoy sencillamente son eliminadas en las redes virtuales, construyendo un círculo virtual que nos aísla del entorno en el que vivimos.

Al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá.

Hemos crecido en muchos aspectos, aunque somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades desarrolladas. Nos acostumbramos a mirar para el costado, a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente.

... ver a alguien sufriendo nos molesta, nos perturba, porque no queremos perder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Estos son síntomas de una sociedad enferma, porque busca construirse de espaldas al dolor.


Con sus gestos, el buen samaritano reflejó que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro.

El relato [habla de la parábola del buen samaritano], digámoslo claramente, no desliza una enseñanza de ideales abstractos, ni se circunscribe a la funcionalidad de una moraleja ético-social. Nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el  dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad.

... el hecho de creer en Dios y de adorarlo no garantiza vivir como a Dios le agrada... La paradoja es que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes. [Buen gancho para quien se crea ya 'del otro lado' nomas por saber dogmas y practicar ritos]


... no nos invita a preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a volvernos nosotros cercanos, prójimos. La propuesta es la de hacerse presentes ante el que necesita ayuda, sin importar si es parte del propio círculo de pertenencia... Entonces, ya no digo que tengo “prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros.

Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud «si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar.


... el amor que es auténtico, que ayuda a crecer, y las formas más nobles de la amistad, residen en corazones que se dejan completar. Los grupos cerrados y las parejas autorreferenciales, que se constituyen en un “nosotros” contra todo el mundo, suelen ser formas idealizadas de egoísmo y de mera autopreservación. [Conozco, de cerca, algunos :-( ]

Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza.

El amor implica entonces algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales [esta última, yo creo, es lo que MÁS debería de cuestionarnos aquí en las pinches redes sociales]. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos.

Tengan el valor de dar voz a quienes son discriminados por su discapacidad, porque desgraciadamente en algunas naciones, todavía hoy, se duda en reconocerlos como personas de igual dignidad. [Incluida, de nuevo, esa 'discapacidad' de no considerárseles personas solo por no haber nacido todavía...]

Cuánto necesita aprender nuestra familia humana a vivir juntos en armonía y paz sin necesidad de que tengamos que ser todos igualitos.


[Hoy en día] la palabra “prójimo” pierde todo significado, y únicamente cobra sentido la palabra “socio”, el asociado por determinados intereses.

Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que “todos los seres humanos son iguales”, sino que es el resultado del cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad.

Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad.

La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es «en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo». El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas.

Así como es inaceptable que alguien tenga menos derechos por ser mujer, es igualmente inaceptable que el lugar de nacimiento o de residencia ya de por sí determine menores posibilidades de vida digna y de desarrollo.

Pero si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad.

Necesitamos desarrollar esta consciencia de que hoy o nos salvamos todos o no se salva nadie.

Tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos.

Mientras muchas veces nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud. Junto con estas necesidades elementales insatisfechas, la trata de personas es otra vergüenza para la humanidad que la política internacional no debería seguir tolerando, más allá de los discursos y las buenas intenciones. Son mínimos impostergables.

Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible.

En efecto, la verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. Las tres juntas son esenciales para construir la paz y, por otra parte, cada una de ellas impide que las otras sean alteradas. [...] La verdad no debe, de hecho, conducir a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos.

... una sociedad basada en compartir con otros lo que uno posee, más que en la lucha egoísta de cada uno por la mayor riqueza posible; una sociedad en la que el valor de estar juntos como seres humanos es definitivamente más importante que cualquier grupo menor, sea este la familia, la nación, la raza o la cultura.

Nuestra sociedad gana cuando cada persona, cada grupo social, se siente verdaderamente de casa.

Incluso ante las ofensas recibidas, la bondad no es debilidad, sino auténtica fuerza, capaz de renunciar a la venganza.

La verdadera reconciliación no escapa del conflicto sino que se logra en el conflicto, superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente.

... por esto, no me refiero sólo a la memoria de los horrores, sino también al recuerdo de quienes, en medio de un contexto envenenado y corrupto fueron capaces de recuperar la dignidad y con pequeños o grandes gestos optaron por la solidaridad, el perdón, la fraternidad. Es muy sano hacer memoria del bien.

Tampoco estamos hablando de impunidad. Pero la justicia sólo se busca adecuadamente por amor a la justicia misma, por respeto a las víctimas, para prevenir nuevos crímenes y en orden a preservar el bien común, no como una supuesta descarga de la propia ira. El perdón es precisamente lo que permite buscar la justicia sin caer en el círculo vicioso de la venganza ni en la injusticia del olvido. [Más sueños guajiros Francisco! ojalá tantos aquí hiciéramos caso...]

Entonces ya no podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra!

No nos quedemos en discusiones teóricas, tomemos contacto con las heridas, toquemos la carne de los perjudicados. Así podremos reconocer el abismo del mal en el corazón de la guerra y no nos perturbará que nos traten de ingenuos por elegir la paz.

El amor de Dios es el mismo para cada persona sea de la religión que sea. Y si es ateo es el mismo amor. Cuando llegue el último día y exista la luz suficiente sobre la tierra para poder ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa! [ Ya quiero ver ese día ^_^ ]


[hablando de Carlos de Foucauld] Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un hermano, y pedía a un amigo: «Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos». Quería ser, en definitiva, «el hermano universal». Pero sólo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros. Amén. [ser hermano de todos... AMEN]


Dejo por último el link a un video que resume varios puntos importantes de la encíclica: https://www.facebook.com/tadeisimo/videos/3355114241275003/


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Eru kaluva tielyanna (Dios iluminará tu camino)
"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos." (San Agustín) Solamente asegúrate que en realidad sea AMOR...

lunes, 31 de agosto de 2020

En el refugio antibombas...

Esto que ven, son varias familias festejando Navidad en 1940. Refugiados en el metro de Londres ante la amenaza constante de bombardeos a su ciudad por parte de la fuerza aérea alemana durante la II guerra mundial.

¿Cómo los ves? Sin duda eran tiempos difíciles, crudos y muy muy complicados para todos. Sin embargo se dieron la oportunidad de SONREÍR.

Eso mismo es lo que hago con mis hijos estos días difíciles. Podríamos estar lamentándonos de la situación. Podríamos tener la cara triste y el ánimo decaído. Gracias a Dios la familia está bien, ¿qué me queda hacer? ¿Enseñarles que esta desgracia está bien perra y debemos estar contritos hasta el extremo? ¿Enseñarles a maldecir su suerte por vivir en estos tiempos?

Ya lo dijo con otras palabras Gandalf: eso mismo quisieran todos los que tienen que vivir tiempos difíciles [que no tuvieran que pasar por esas cosas], sin embargo es lo que les tocó vivir y lo vivieron, y aquellos que fueron recordados como héroes lo fueron porque vivieron esos tiempos y salieron adelante.

No, no es la situación más óptima. No, no es lo mejor estar encerrados, y no ver a sus amigos, y no tener una vida 'normal'. Pero es el tiempo que les ha tocado vivir. A mí me toca enseñarles CÓMO se debe vivir en tiempos así. En lo que cabe contactan a sus amigos aunque sea por llamadas y video, porque las amistades se cultivan aunque sea desde lejos. Hacen ejercicio aún dentro de casa. Se divierten, ayudan en casa, aprenden. No es una vida 'normal', no es lo más 'óptimo', pero es lo mejor que les puedo ofrecer en estos tiempos, en los que aunque "no queda de otra", en realidad si queda de otra: vivirlos lo mejor que se pueda: con sonrisa, con actitud, aprendiendo, creciendo, manteniéndose sanos, socializando en lo posible...

Y es que en un futuro ellos también tendrán que afrontar desgracias. Enfermedades, guerras, crisis económicas, malos gobiernos, la muerte de sus padres. ¿Cómo deberían vivir eso? ¿Con lamentos y desesperanzados?

O mejor: LLENOS de esperanza, sabiendo que eso también pasará, qué los malos tiempos no duran para siempre, y que aunque los buenos tampoco lo mejor es vivirlos y disfrutarlos, y en los malos sacarle lo bueno a lo triste, sabiendo que hay un BIEN MAYOR al que pueden aspirar ellos también, construyéndolo y también recibiéndolo como un regalo y una gracia que se debe disfrutar y se debe compartir y se debe difundir.

Sin esperanza no se puede sobrevivir, ni se puede construir, ni se puede avanzar... Pero con ella, y gracias a ella, es que hoy hemos llegado a ser y hacer todo lo que hemos logrado, y lo que falta... Quiero que ellos sean parte de esa humanidad que NO se rinde.